jueves, 2 de agosto de 2012

8.


El café nunca me supo tan amargo.
Ni los minutos, engarzados en cada hora, tan largos...
Mi abuelo está bien, pero sigue en el hospital en periodo de recuperación, eso sí, con los ánimos recuperados y deseando de volver a casa.
Yo sigo con mi abuela y creo que voy a perder la poca cordura que me quedaba.
Está loca, y no es que sea esquizoide o paranóica (que un poco si que lo es), es que disfruta haciéndose la mártir, dibujando expresiones de dolor que rozan la caricatura y, simplemente, reforzándo su ego con la preocupación de quienes estamos a su alrededor.
Se que es una persona mayor y que como tal se le va la cabeza, pero yo ya no puedo aguantar más abusos. Me despierto y hago todo lo de la casa hasta que anochece y, nunca es suficiente.
Siento que es una de esas personas que disfrutan abrobiendo la energía vital de los demás y a mí me está dejando el ánimo en los huesos.
Hoy mismo me derrumbé frente a ella y le dió un ataque de melodramatismo, no aguanto eso. Cogí el bolso y al perro y me fui a tomarme un café.
Mi padre llamó, él me comprende... tenemos tan solo cinco años de relación pero en el último año nos hemos hecho uña y carne. Compartimos aficiones y gustos, y aprendemos el uno del otro; Además, nuestra pasión por la psicología es un tema de conversación que nunca se agota, se que aunque se entristece por que haya seguido sus pasos, ya que en este país ser psicólogo es un trabajo duro y poco gratificante, en el fondo está orgulloso de poder compartir conmigo toda su sabiduría.
Él es la mente.
Mi madre llamó después y removió mi conciencia, como me atreví a dejar sola a mi abuela en tal estado de nerviosismo. Tiene razón, debería ser más fuerte y más si me quiero dedicar a ésto... pero la verdad es que tengo tantas cosas en la cabeza que aguantar a una vieja loca no entraban en los planes de mi aburrido verano...
Ella es el corazón.
A ver como trancurre el día... yo no estoy mejor, han vuelto los vómitos y esa sensación de depresión constante. Solo necesito mantener la mente ocupada con cosas positivas y supongo que ya pasará.
Estoy atrapada en este lugar perdido de la mano de Dios y, peor aún, encerrándome en mí misma.

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