martes, 31 de julio de 2012

5.


En estos momentos oir su voz para mí es como un chute de heroína, algo tan relajante y necesario tan solo equiparable al desahogo que me proporciona este cuaderno.
Lo sabe todo de mí, y aveces me asusta tanta necesidad. La otra noche hablamos durante más de cuatro horas.
Él sabe lo que me pasa y yo se que le preocupa.
A veces pienso que en la balanza de mis decisiones pesa más su dolor emocional que el mío físico y aún así seguimos adelante, a pesar de que este amor que sentimos el uno por el otro pueda acabar destrozándonos.
Es una apuesta hacia la destrucción y, aunque el que no apuesta no gana, siento que soy yo la que mete una a una las balas en la recámara de nuestro futuro.
Sien embargo, es él quien mantiene la poca cordura que me queda.
Son mis ganas de vivir.
Y el motivo de las cada vez más escasas sonrisas.
Odio tanta dependencia... pero mataría y moriría mil veces por un solo instante más entre sus brazos.

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