miércoles, 26 de junio de 2013

C.


C, esta mañana me desperté muy temprano y me fui a pasear a Balto al Zaudín, el campo ese que hay detrás de mi casa, entre Bormujos y Tomares.
Allí, me hice un porro y mientras Balto correteaba me puse a pensar.
Envuelta en la energía que desprendían el sol, los árboles y las flores recién salidas en los primeros días de primavera; la vida, el universo y todo lo que nos rodea me dio una lección.
Las enseñanzas más básicas, sobre lo que se constituye todo lo demás, se pueden resumir en tres conceptos.
El amor.
El amor no es una cualidad exclusiva del ser humano,  puesto que toda la naturaleza se construye sobre él. Es la base de todo lo que nos rodea, y por lo tanto la energía más pura e importante de las que forman lo material.
Amar implica la supresión del ego, o más exactamente, la instauración de nuevas prioridades. Ya no estás solo, te sientes conectado y por lo tanto lo primordial es garantizar que esa energía fluya, lo que significa esforzarse por el bienestar de aquellos a los que amas, más que por ese sentimiento infantil de egoísmo que al fin y al cabo no es más que una amalgama de soledad, inseguridad, tristeza y miedo. Todo ello involucra una gran implicación, puesto que este acuerdo con el universo solo puede estar equilibrado a través de dos valores: la sinceridad y la confianza. Ser sincero significa actuar de acuerdo con tus ideales y con tus principios, ya que tus actos son la expresión de ti mismo. Por lo tanto, la confianza no es más que un mecanismo de autodefensa para la supervivencia, un órgano más del alma cuyo sistema se siente atacado por la mentira de la misma forma que el cáncer infecta las células de cualquier tejido corporal. El amor no es egoísta, no pide nada a cambio de nada ya que es sincero, no interesado, por lo tanto los espejismos creados por las normas sociales para controlar el poder no representan nada, dado que puedes amar a todas las personas a la vez, ya que lo más maravilloso del ser humano es la individualidad y por ella no podrás nunca sentir el mismo sentimiento de amor por distintas personas. Y por todo ello olvidarás sentirte agradecido por todo lo que la vida y los seres que la componen, te dan cada día.
Pedir perdón.
Sin duda, y puesto que el amor es la base, el pedir perdón significa admitir que podemos equivocarnos. Es un paso más hacia la madurez del ser humano, ya que por primera vez se presenta como un eslabón más de la cadena. Aprende a ser humilde, y halla en esto la felicidad, la justicia y la igualdad. Pero todo ello no es más que esa fuerza que nos impulsa a proteger a todo lo que amamos; y la sociedad, nuestro círculo, esos hilos de energía vital que nos conectan, no son más que las distintas intensidades de amor que nos unen. Hoy día, la sensación del amor rivaliza con otras sensaciones más fáciles de conseguir a corto plazo, menos placenteras y básicamente materiales, que solo han provocado la degradación y prostitución moral de la raza humana.
Saber perdonar.
Saber perdonar implica amar más al otro que a uno mismo, puesto que esta lección nos muestra que hasta el ser más querido puede equivocarse; pero esto no significa que nuestro sentimiento de amor no pueda con el dolor provocado por la mentira, ya que el que se siente engañado también debe esforzarse por mantener el cordón de energía que lo une al ser amado. De la misma manera implica empatizar y todo ello constituye un paso más en nuestro desarrollo de niño a adulto, puesto que forma parte de la inteligencia emocional.
Por lo tanto C, como quiero vivir de acuerdo con mis principios y quiero aprender a entender cada día como una lección más para alcanzar mi sabiduría y equilibrio espiritual, el objetivo de mi vida, quiero decirte que te amo como la persona que eres, con lo bueno y con lo malo, y no siento envidia por aquello en lo que me superas o desagrado por aquello que no comprendes, puesto que al ser individuos distintos, nuestro prisma de visión del mundo cambia y debo de ser más paciente a la hora de entender tu forma de ver las cosas y hacerte comprender la mía. También siento haberme dejado dominar por las emociones, por esa parte niña y egoísta que se ha sentido atacada y no ha dejado expresar tus disculpas, demostrando que realmente yo no deseaba tu sincero arrepentimiento, sino la superioridad de mis argumentos y por lo tanto la búsqueda de tu tristeza. Y quiero aprender a perdonarte, porque el estar enfadada contigo solo va a retrasar el poder vivir cada día intensamente. La vida es una incertidumbre, y no merece la pena malgastarla enfadada con una persona con la que sientes un vínculo, solo por tozudez, prepotencia y narcisismo.

Gracias por tu tiempo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario